En pleno corazón de Tres Arroyos, sobre la avenida Moreno, se erige uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: la sede del ex Banco Comercial, hoy ocupado por el Banco Patagonia. Su presencia no sólo marcó el crecimiento económico de la región, sino que dejó una huella arquitectónica y cultural que trasciende lo meramente financiero.
Origen y construcción
El Banco Comercial de Tres Arroyos comenzó a gestarse a principios del siglo XX, en un contexto de pujanza agrícola y desarrollo urbano. Las fuentes históricas ofrecen dos fechas claves: mientras algunas crónicas locales señalan que la entidad abrió sus puertas el 2 de enero de 1907, la información oficial de la Dirección de Turismo de Tres Arroyos indica que el edificio fue inaugurado en 1911.
Probablemente, la primera fecha corresponda a la apertura operativa del banco y la segunda a la finalización definitiva del edificio, cuya monumentalidad requería años de obra.
La construcción estuvo vinculada a la firma Pagano, reconocida en la región por su intervención en varias obras de importancia. Si bien no se conserva una documentación unánime sobre el proyectista, la tradición oral y registros parciales ubican a Pagano como responsable de la ejecución de este edificio que, por su escala y diseño, buscaba transmitir solidez, prestigio y confianza en una institución financiera que nacía con grandes aspiraciones.

Estilo arquitectónico
El edificio del Banco Comercial es considerado un ejemplo del eclecticismo académico, con fuerte influencia del academicismo francés y del renacimiento clásico. Su fachada, de composición simétrica y monumental, responde a los códigos de la arquitectura bancaria de la época: imponerse en el espacio urbano como símbolo de estabilidad y permanencia.
El ingreso principal está enmarcado por grandes columnas de orden jónico, cuyas proporciones y capiteles refuerzan la idea de monumentalidad. Estas columnas sostienen un frontón triangular que recuerda los templos clásicos, en un claro gesto de apropiación de los lenguajes arquitectónicos que, a comienzos del siglo XX, eran utilizados para dotar de autoridad y prestigio a las instituciones.
La ornamentación de los capiteles y la pureza de las líneas hacen que la fachada destaque dentro del conjunto urbano. Al mismo tiempo, el edificio contó con un elemento que fue muy recordado por generaciones de tresarroyenses: una cúpula ubicada en el torreón superior, realizada con un complejo sistema de encofrado y armadura de madera. Este remate arquitectónico, visible desde distintos puntos de la ciudad, reforzaba la imagen monumental de la obra y otorgaba al edificio un carácter distintivo que aún permanece en la memoria colectiva.
Por su valor patrimonial y estético, el edificio fue declarado Monumento Histórico Municipal, garantizando así su preservación como parte del legado arquitectónico de Tres Arroyos.

José “Pepe” Carreras y la proyección cultural del Banco Comercial
La historia del Banco Comercial no puede comprenderse sin la figura de José “Pepe” Carreras, quien fue presidente de la institución y un verdadero mecenas cultural. Su gestión trascendió lo estrictamente bancario: bajo su impulso se creó la Fundación Banco Comercial, organismo que promovió actividades artísticas y culturales de gran impacto en la ciudad.
Carreras fue también uno de los precursores del Museo de Bellas Artes de Tres Arroyos (MUBATA), aportando recursos y gestiones que permitieron consolidar el acervo cultural de la comunidad. Desde la Fundación, apoyó la adquisición de obras, la realización de eventos culturales y la articulación con otras instituciones.
Un hito de esta proyección cultural fue la gestión que vinculó a la ciudad con grandes artistas argentinos. Los murales de la Plaza San Martín, realizados por Benito Quinquela Martín y Raúl Soldi, fueron posibles gracias a la visión de Carreras y la Fundación Banco Comercial, que supieron tender puentes entre Tres Arroyos y el arte nacional.

A su vez, Carreras mantuvo un estrecho vínculo con Luis D. Álvarez, director de la Galería Velázquez en Buenos Aires. Gracias a esta relación, el Museo de Bellas Artes recibió importantes donaciones, entre ellas la reproducción de la Dama de Elche realizada en los talleres del Louvre, que se conserva en la colección del MUBATA y constituye una de sus piezas más valiosas.
Legado
Hoy, el edificio del ex Banco Comercial sigue cumpliendo funciones financieras, pero su historia lo ha convertido en mucho más que una sede bancaria. Es un símbolo arquitectónico de Tres Arroyos, testimonio del crecimiento económico de principios del siglo XX y de la voluntad de sus dirigentes por proyectar a la ciudad hacia el futuro.

Su fachada con columnas jónicas, su cúpula recordada, sus líneas clásicas y su monumentalidad son parte del paisaje urbano y de la memoria colectiva. Pero además, la gestión de José “Pepe” Carreras y la Fundación Banco Comercial extendieron el alcance del edificio hacia el terreno cultural, sembrando la semilla de instituciones, colecciones y proyectos que hoy siguen enriqueciendo la vida artística de la comunidad.
El ex Banco Comercial es, en definitiva, un puente entre arquitectura, historia y cultura, donde se cruzan las huellas del academicismo francés, la solidez financiera, la memoria local y el impulso visionario de quienes entendieron que una ciudad crece no sólo con economía, sino también con arte y patrimonio.
