Ariel Giménez está detenido por ser uno de los involucrados en el triple crimen de Florencio Varela. Sin embargo, se cree que su participación fue posterior a los asesinatos. Este jueves declaró frente al fiscal sobre su rol y qué vio el 20 de septiembre.

Lo que hay que saber de Giménez es que tiene 29 años y está en consumo problemático de drogas: era cliente de Magalí Celeste González Guerrero y Miguel Ángel Villanueva Silva, los inquilinos de la casa donde ocurrieron los hechos.
El jueves 18 de septiembre mostró un parlante en un estado de WhatsApp y el viernes por la noche, a eso de las 21hs, le preguntaron si se los podía alquilar.
Ese mensaje era de Pequeño J y se lo envió al grupo de venta de drogas en el que está el detenido. Cuando se lo pidieron argumentaron que el que tenían había dejado de funcionar y necesitaban uno. Con ese parlante taparon los gritos de las víctimas esa noche.
Cuánto le pagaron por el parlante
Villanueva Silva fue a buscar el parlante. Giménez aceptó lo que le ofrecían a cambio porque tanto él como sus hermanos son consumidores. “Vimos una oportunidad para poder consumir. Me pagaron 30.000 pesos: 20.000 en drogas y 10.000 en efectivo”, dijo.
Cuando al otro día reclama el parlante, Villanueva Silva lo citó para entregárselo en un lugar determinado. Allí estaba tratando de convencer a otro hombre para que haga un trabajo: tapar el pozo. Aquella persona evidentemente se negó y se fue. Giménez creyó que era una oportunidad para conseguir más droga.
Qué hizo y vio en la casa del horror
Cuando llegó a la casa, le mostraron el patio y la tierra al lado de un pozo que ya estaba casi tapado por completo. “Era redondo y le faltaba poca tierra para llegar a la superficie, unos 2 centímetros. Había tierra y piedras para taparlo”.
Y declaró que le dijeron: “‘Lo que tenés que hacer es tirar esa tierra que está ahí, adonde está el hueco ese, el pozo. Entonces le dije: ‘Bueno, dale, lo hago”. Necesitaba plata, necesitaba drogarme”.
El hombre asegura que no vio los cuerpos y que tardó unos 25 minutos en terminar de tapar el pozo. En tanto, Villanueva Silva le ofreció una hamburguesa y un trago de vodka cortado con una bebida. “Comí porque hacía días que no comía ni dormía por la droga”, agregó. También dijo que cuando terminó de hacer “su trabajo”, los ayudó con una cama que Celeste estaba sacando al patio.
Por este trabajo le dieron 45.000 pesos, además de las dos palas y un pico que se llevó y vendió por 70.000 pesos.
En otro orden señaló que se entregó tras enterarse por televisión que le habían allanado la casa. “Ya sabiendo lo del tema de las chicas, me vi que por los de las palas y el pico, venía por ahí. Entonces, fui a la comisaria y pregunté si me estaban buscando, si había algo en mi contra”, recordó.