El mate no solo es una tradición social y cultural en la Argentina: para muchos es parte de la rutina diaria, al mismo nivel que el café en otras partes del mundo. Sin embargo, hay quienes experimentan un síntoma particular cuando lo dejan de consumir: dolor de cabeza.
Muchas veces habrás escuchado o incluso te puede suceder: “Me duele la cabeza, debe ser porque no tomé mate”. Aunque muchos lo creen una exageración, lo cierto es que ese malestar se va ni bien se consume la ansiada bebida.
Lejos de ser una cuestión cultural, ese fenómeno tiene una explicación médica y científica que tal vez muchos no imaginaban: abstinencia.
Cuál es la relación entre el dolor de cabeza y la falta de mate
Los especialistas explican que la causa está directamente relacionada con la cafeína. La yerba mate contiene esta sustancia —también presente en el café, el té y algunas bebidas energizantes—, que actúa como un estimulante del sistema nervioso central. Entre sus efectos, produce un estado de alerta y disminuye la sensación de cansancio.
El problema aparece cuando el organismo se acostumbra a recibir esa dosis diaria. Al interrumpir el consumo de mate, los niveles de cafeína en sangre caen y el cuerpo reacciona con lo que se conoce como “síndrome de abstinencia de cafeína”. Uno de los síntomas más comunes es la cefalea, aunque también puede aparecer fatiga, irritabilidad o dificultad para concentrarse.
Cómo disminuir las consecuencias de la abstinencia
Según la Organización Mundial de la Salud, la abstinencia puede comenzar entre 12 y 24 horas después de la última ingesta y durar hasta una semana, dependiendo de la cantidad de cafeína que se consuma habitualmente.
No obstante, no hay ningún riesgo en la salud relacionado a esto. Los expertos señalan que la mejor manera de reducir este malestar es disminuir la cantidad de mate de forma progresiva en lugar de suspenderlo de golpe.
Otra alternativa es reemplazar parte de la ingesta por infusiones sin cafeína, como hierbas naturales, o bien optar por mezclas de yerba sin palo o combinadas, que suelen tener menor concentración de cafeína.
En definitiva, el dolor de cabeza al dejar el mate no es un misterio, sino la consecuencia de un hábito muy arraigado y de la química del cuerpo humano adaptada a la cafeína.