Recientemente un estudio que reveló que las mujeres con Alzheimer presentan un 20% menos de ácidos grasos omega 3 en sangre que las mujeres sanas. A raíz de esto, se comenzó a considerar el impacto definitorio que tienen estos componentes en la salud congnitiva, especialmente de las mujeres.
Estudios previos vincularon las dietas ricas en ácidos grasos omega-3, como la dieta mediterránea, con beneficios para la salud del corazón y el cerebro.
De hecho, una investigación publicada en 2022 reveló que las personas de mediana edad con niveles elevados de omega-3 en sangre mostraban una mejor función cognitiva. No obstante, también está comprovado que administrar suplementos de omega-3 a personas mayores no mejora la función cognitiva ni incrementa la capacidad mental en quienes ya fueron diagnosticados con demencia (dentro de esta, el Alzheimer).
En qué alimentos están estas grasas
Los ácidos grasos omega-3, entre los que se encuentran el ALA, el DHA y el EPA, cumplen un papel esencial en la salud del cerebro:
- El ALA se encuentra en alimentos vegetales como semillas de chía, linaza y nueces.
- El DHA y el EPA provienen principalmente del pescado.
Estos lípidos insaturados se consideran beneficiosos para el organismo, a diferencia de los saturados, que suelen asociarse a efectos negativos para la salud.
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) recomienda consumir dos porciones semanales de 140 gramos de pescado; una de ellas de pescado azul, para asegurar una ingesta adecuada de DHA y EPA. En este último caso se sugiere comer salmón, trucha, atún, arenque, caballa o sardinas.
Cómo interfiere la alimentación en el avance del Alzheimer
Desde el equipo investigador detrás del estudio reciente, con base en Londres, señalan que la disminución de estos compuestos podría comenzar a partir de los 50 años. Y cómo la disminución es más notoria en mujeres, se les recomienda a estar asegurarse de incluir ácidos grasos omega en su dieta habitual.
La doctora Julia Dudley, de Alzheimer’s Research UK y cofinanciadora del estudio, subrayó la importancia de profundizar en las diferencias de sexo para comprender los mecanismos que subyacen a la enfermedad.
Esta considera fundamental investigar si los cambios en el estilo de vida, incluida la alimentación, contribuyen en la prevención del Alzheimer. A partir de los estudios recientes, el objetivo es comprender cómo la enfermedad se manifiesta de manera diferente en las mujeres, de modo que se pueda establecer tratamientos y recomendaciones más específicas en un futuro cercano.