Minutos antes de las 6 de la madrugada de este miércoles 15 de octubre, Pablo Rodríguez Laurta, el hombre que carga con la sospecha de tres muertes fue trasladado desde la Comisaría de Minoridad y Familia de Gualeguaychú hacia la Fiscalía de Concordia.
Lo acompañaba una custodia armada, chaleco antibalas, casco y un silencio absoluto, hasta que decidió hablar. No pidió perdón. No buscó justificar. Solo afirmó que lo hizo por justicia.

Esa frase, seca y sin rastro de remordimiento, fue suficiente para consolidar el perfil que los investigadores vienen trazando desde el inicio del caso: Laurta no es solo un prófugo capturado, es un hombre que se cree legitimado a matar.
Está acusado de ejecutar a su ex pareja, Luna Giardina, y a la madre de ella, Mariel Zamudio, en Córdoba. Luego, huyó con su hijo de 5 años y, en el trayecto, el remisero Martín Sebastián Palacio desapareció. Lo que empezó como una búsqueda se convirtió en una presunción de homicidio. El hallazgo de un cuerpo en Puerto Yeruá, aún no confirmado oficialmente, cierra el círculo más oscuro del caso.
Fuentes judiciales aseguran que Laurta no mostró signos de arrepentimiento. Ni una lágrima. Ni una duda. “Está frío. Es consciente de lo que hizo y no parece cargar con culpa”, señalaron desde la investigación.
La fiscal Daniela Montangie será la encargada de tomarle declaración en las próximas horas. Mientras tanto, Laurta permanecerá detenido en Concordia, donde el expediente por la desaparición de Palacio podría sumarle un nuevo cargo de homicidio a una lista ya abrumadora.