La llegada del verano a la Argentina trae consigo el arribo de las altas temperaturas y, con esto, nuevos cuidados que hay que tener con las plantas. En ese sentido, una de las más afectadas y que requiere cuidados especiales es la albahaca, que necesita estar fresca para que se pueda apreciar el sabor en las comidas.
En los meses más calurosos, la albahaca se posiciona como una de las plantas aromáticas favoritas tanto en huertas urbanas como en balcones y jardines. Su característica fragancia, el color intenso de sus hojas y su versatilidad en la cocina la convierten en un cultivo popular para cualquier aficionado a la jardinería o la gastronomía. Sin embargo, el verano trae consigo desafíos: es típico ver cómo la planta comienza a ponerse flácida, amarillenta o desarrolla hojas menos intensas, sobre todo si no recibe los cuidados adecuados frente al estrés térmico y la sequía.
Uno de los problemas más frecuentes durante la temporada estival es el marchitamiento o el deterioro por exposición excesiva al sol directo. Además, una hidratación irregular, un sustrato inapropiado o un drenaje deficiente pueden afectar la vitalidad de la albahaca, haciéndola más vulnerable a enfermedades y perjudicando el sabor de sus hojas. Por eso, conocer las necesidades específicas de este cultivo es indispensable para mantener la planta sana y productiva durante el verano.

Cómo proteger la albahaca del calor y mantenerla fresca en verano
El primer paso para cuidar la albahaca en verano es controlar cuánto sol recibe. Aunque necesita luz abundante, desarrollar el cultivo en una ubicación con sol filtrado o donde reciba sol directo solo en las horas menos intensas del día ayuda a evitar quemaduras en las hojas. Si la planta está en maceta, trasladarla o resguardarla en lugares donde el calor no sea extremo es una de las estrategias recomendadas.
El riego debe ser regular y en horarios frescos, idealmente a la mañana temprano. El sustrato debe mantenerse húmedo pero nunca encharcado —un drenaje adecuado es clave para evitar que las raíces se pudran—. Es importante también evitar que la superficie del suelo se seque completamente, lo que puede suceder rápidamente en días de altas temperaturas.
Para evitar que la albahaca florezca antes de tiempo, lo que endurece y amarga las hojas, es recomendable retirar los brotes florales apenas aparecen. De este modo, la energía de la planta se concentra en generar follaje suave y aromático.

Poda, fertilización y otros secretos para una albahaca vigorosa durante todo el verano
La poda es otro de los secretos para asegurar una planta frondosa. Se aconseja cortar las puntas de las ramas cada semana, lo que estimula la ramificación y el crecimiento de nuevas hojas. Si al podar notas la aparición de flores, lo más efectivo es eliminarlas rápidamente para mantener la calidad culinaria del cultivo.
Aplicar un fertilizante orgánico suave cada quince días refuerza el desarrollo y la resistencia a las altas temperaturas. Elegir productos de origen natural garantiza que las hojas sean seguras para el consumo. A la hora de cosechar, lo mejor es tomar hojas de las partes superiores sin arrancar la planta de raíz, permitiendo que siga creciendo y renovando su follaje.
La albahaca, además de culinaria, puede aprovecharse para repeler insectos de forma natural. Sitúa macetas en la cocina, el balcón o el patio y disfruta de una planta decorativa, aromática y útil a lo largo de la estación más calurosa.























