A unos 106 kilómetros en línea recta de la Bombonera, en el pequeño pueblo uruguayo de Cañada Nieto, ubicado en el departamento de Soriano, fue hallada la camiseta con el nombre de Miguel Ángel Russo que Boca Juniors había lanzado al cielo como homenaje antes del partido contra Belgrano de Córdoba.
El hecho tuvo lugar el sábado 18 de octubre, cuando Boca Juniors recibió a Belgrano de Córdoba en un partido cargado de emoción: fue el primero tras el fallecimiento del histórico entrenador.

En ese contexto, el club preparó diversos homenajes dentro y fuera del campo de juego. Uno de los más emotivos fue la suelta de una camiseta con el nombre “Miguel Ángel Russo” y la leyenda “1958 – ∞”, atada a un grupo de globos que se elevaron sobre la Bombonera.
La escena conmovió a los hinchas, que observaron cómo la camiseta desaparecía en el cielo de La Boca. Sin embargo, días después, las imágenes del hallazgo comenzaron a circular en redes: los globos aparecieron desinflados, pero la camiseta seguía intacta.

El hallazgo se produjo en Soriano, Uruguay, más precisamente en Cañada Nieto, un pequeño pueblo de unos 430 habitantes ubicado al oeste del país. Allí, los vecinos se toparon con la ofrenda que había viajado más de cien kilómetros desde el templo Xeneize.
La admirable trayectoria de Miguel Ángel Russo
Tras retirarse como futbolista en 1988, Miguel Ángel Russo inició su carrera como director técnico y debutó en Lanús, el club de su ciudad natal. Allí dio una muestra de su capacidad al conseguir el ascenso a Primera División, un logro que marcó el comienzo de una etapa de crecimiento institucional sin precedentes para el Granate.

A lo largo de su trayectoria, Russo dirigió a numerosos equipos de Argentina y Sudamérica, dejando una marca imborrable en cada uno de ellos. Su mayor conquista llegó en Boca Juniors, cuando se consagró campeón de la Copa Libertadores 2007, un título que lo ubicó entre los grandes entrenadores de la historia xeneize, junto a Juan Carlos Lorenzo y Carlos Bianchi.
Aquel recordado equipo contó con un Juan Román Riquelme en su máximo esplendor, decisivo como pocas veces en su carrera, y alcanzó la “Gloria Eterna” tras imponerse ante Gremio de Brasil con un resultado global de 5-0, el más amplio en la historia del certamen.

































