En el corazón de Córdoba, una marca de mermeladas se convirtió en un símbolo de la gastronomía regional. Raulito no es solo un nombre, encarna una trayectoria familiar arraigada y un compromiso inquebrantable con sus consumidores. Esta empresa, próxima a cumplir 70 años, representa la perseverancia de una visión que comenzó hace casi siete décadas.
El negocio nació en 1956, fruto de la sinergia entre dos jóvenes: Egidio Balari y Alfredo Berardi. Unidos por una sólida amistad, decidieron fundar una empresa dedicada a elaborar alimentos con recetas tradicionales. El linaje de la marca comenzó antes. En 1954, un pequeño de dos años, Raulito, hijo de Egidio, ya acompañaba a su papá a repartir mermeladas en un triciclo por las calles de Córdoba. Raulito falleció años después por una enfermedad, pero su imagen y espíritu se mantiene en la marca. “Son ese esfuerzo, amor y dedicación, los que marcaron el espíritu de trabajo que nos acompaña hasta hoy”, dijeron sus directivos en diálogo con Vía Córdoba. Hoy, Raulito está a cargo de Marcelo Berardi, Hernán Berardi, Cristian Ulloque y Cintia Carrara.
Raulito: la historia de una empresa cordobesa que trasciende generaciones
La esencia de Raulito reside en su filosofía de preservar sus recetas originales. La preparación de sus mermeladas es puramente artesanal: se emplea fruta, azúcar y calor. No se usan aditivos, colorantes ni saborizantes, solo agregan el conservante exigido para que dure un año. El fruto, directo del campo, es seleccionado manualmente por operarios, labor que la maquinaria industrial no podría emular sin alterar la consistencia o el gusto distintivo.
Al entrar a la fábrica, la fragancia de durazno o higo inunda el ambiente, claro indicio de la naturalidad que caracteriza a cada dulce. “No tenemos aditivos. Lo nuestro es fruta, azúcar, una paila, fuego, falta la abuela y higuera, y ya estamos completos”, resaltaron.
En la actualidad, la firma cuenta con una diversa línea de preparaciones. Su especialidad son las mermeladas, disponibles en nueve sabores, como durazno, higo y ciruela, en diversos envases. También producen dulce de leche y puré de tomate, algo que les permitió expandir su catálogo.
La expansión de Raulito, la mermelada de las familias
Al mantener una esencia artesanal, con sabor a dulce casero, su expansión a nivel nacional fue rápida. Tiene fuerte presencia en toda la provincia de Córdoba, y en Santiago del Estero y La Rioja. Para cubrir la demanda, producen 10.000 potes de mermelada de medio kilo por día.
El lazo de Raulito con sus clientes es profundo. La enseña logró tejer un vínculo intergeneracional, donde cada envase de dulce evoca memorias de niñez, encuentros familiares y fragancias hogareñas. Esto se hizo evidente con la viralización de contenidos en redes sociales, donde miles de comentarios resaltaron no solo el gusto, sino el valor afectivo alrededor de la mermelada. Esto también se vio reflejado en lo analógico: recibieron cartas de clientes que les agradecían por las memorias que les evocaban los dulces.
“Creemos en la importancia de la familia, no solo dentro de nuestra compañía, sino también en la relación que construimos con nuestros consumidores. Ellos son nuestra mayor prioridad”, sostuvieron. Esta profunda fidelidad es un motor para la entidad, que se impone no defraudar la confianza depositada en ella. “Con el correr de los años, hemos crecido, pero nuestros valores fundacionales se han mantenidos intactos”, cerraron.